lunes, 17 de julio de 2017

CAPITULO 43 (SEGUNDA HISTORIA)




Estoy envuelta en la toalla, sentada en el elegante banco de piel negro en el centro del lujoso baño.


Mi pelo aún mojado gotea y salpica el cuero. No me importa. 


A mi lado, Pedro, también sentado, termina de vestirse. 


Ninguno de los dos ha vuelto a decir nada. Nos comportamos como si no acabase de pedirme que me fuese a vivir con él y yo no le hubiese dicho que le quiero.


—¿Por qué no me tratas a mí como tratas a Natalie? —murmuro.


En realidad, la pregunta hubiese sido ¿por qué necesitas que ella esté aquí?, ¿por qué no podemos tener una relación normal sin normas, sin otras personas? Te quiero y quiero que tú sólo me quieras a mí.


—¿Quieres que te trate como la trato a ella? —inquiere a su vez arisco.


La posibilidad de que yo misma me considere como Natalie le enfurece.


—No —me apresuro a responder.


Su mirada se recrudece y la pierde al fondo de la habitación.


—No voy a dejar a Natalie —dice frío, como si no se tratase de una de las cosas que nos separaran.


Yo asiento y trago saliva empujando el nudo de mi garganta. 


No pienso llorar.


—Entonces se acabó —sentencio sin asomo de duda.


Me estoy muriendo por dentro, pero, si él puede ser como un témpano de hielo, yo también.


Aunque en el fondo ninguno de los dos se sienta así.


Pedro se humedece el labio inferior discreto y fugaz, asiente una sola vez con toda su arrogancia y se levanta.


—Christian vuelve mañana a Nueva York —pronuncia aún con más frialdad, deteniéndose un segundo en la puerta antes de marcharse definitivamente.


Por un momento he tenido la sensación de que le duele tanto como me duele a mí.




No hay comentarios:

Publicar un comentario